Instagram se ha envuelto en un gran problema con la mayoría de sus usuarios, debido al cambio de políticas que entrarían en vigor el próximo 16 de Enero del 2013. En este nuevo acuerdo Instagram solicita una licencia no exclusiva, totalmente pagada y libre de regalías, para uso extenso de los contenidos, anteriormente llamada “licencia limitada” y ahora llamada “transferible” y “sublicenciable”, dos palabras que se prestan para pensar que la aplicación más famosa de filtros fotográficos cambió para poder realizar venta de imágenes, si así lo desearan. Convirtiéndose en la agencia fotográfica más grande del mundo con más de 10 millones de fotógrafos a su servicio.
Ante estas acusaciones, Kevin Systrom, cofundador y CEO de Instagram publicó un post tratando de aclarar el malentendido.
“Al revisar su retroalimentación y las historias en la prensa, vamos a modificar partes específicas de los términos para simplificar lo que sucede con sus fotos. Los documentos legales son fáciles de malinterpretar así que me enfocaré en puntos específicos que le conciernen a todo el mundo”. Aclaró Systrom.
Es difícil pensar en la mal interpretación debido a que claramente en el punto dos del documento “Términos de uso” decía así:
“Para ayudarnos a ofrecer contenidos interesantes, promociones o patrocinios, estás de acuerdo en que un negocio u otra entidad nos pague por publicar tu nombre de usuario, imagen, fotos (incluyendo el metadata) y/o acciones que realices, en relación al contenido patrocinado, sin ninguna compensación para ti”.
Pero según el cofundador, este punto cambiará debido a que su terminología causó confusión entre muchos usuarios. “Esto no es verdad y fue nuestro error que el lenguaje fuera confuso. Para aclarar: No es nuestra intención vender sus fotos.
Nada ha cambiado acerca de los ajustes sobre quién tiene acceso a tus fotos. Si quieres ponerlas en modo privado, Instagram compartirá las fotos con la gente que apruebes”, concluyo Systrom.
Este tipo de sucesos, hacen recordar a los usuarios que es necesario tomarse un tiempo para la lectura de términos y condiciones de cualquier tipo de aplicación, ya que no siempre las intenciones son las mejores.
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